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¿Sabías que tu cuerpo tiene capas como una cebolla?

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Tu cuerpo tiene memoria, y va acumulando capas. Sí, como una cebolla cuando la pelamos. Afectando de esta manera al nervio vago, que es el que lleva la información a todas las partes de nuestro cuerpo.

Es bueno compartir analogías de cómo el mundo natural se refleja en el cuerpo. Una muy buena es esta: tu cuerpo es como una cebolla. ¿Lo sabías?

¿Por qué mi cuerpo es como una cebolla?

Se acumulan capas de experiencias y nuestra reacción ante ellas: caídas, lesiones, posicionamiento; malas posturas… Si tocamos un instrumento como el violín, o jugamos a un deporte como el golf, etc.
Cada virus, cada hueso roto, cada estrés, incluso cada helado que nos comemos; es decir, todo lo que atraviesa nuestro cuerpo se refleja en esas capas tipo cebolla. ¡Y hasta a veces esas experiencias nos hacen llorar!

Cuando visitas a un quiropráctico, te hace un montón de preguntas sobre tu historial: estilo de vida, hábitos, enfermedades y cirugías. Lo que hacen es, incluso aunque no te parezca relevante, tratar de quitar esas capas de la cebolla para comprender cómo llegaste a estar donde estás justo ahora.

Si hiciste clases de salud en el colegio, aprendiste algo sobre el cuerpo humano y sus funciones. Aprendiste lo importante que es moverte y alimentarte bien. Pero hay algo que no enseñan, y es como un cuerpo se cura realmente.

¿Qué es la curación física?

A nivel celular, es el cuerpo que identifica qué célula se regenera: la etiqueta, la digiere, la elimina y desarrolla una célula nueva más saludable que la anterior.

El tejido del metabolismo más rápido tarda entre seis – ocho semanas en regenerarse. En el caso de los huesos, este proceso puede tardar un año o más. No hay ningún corte con un proceso de curación rapidísimo.

No se puede crear una nueva célula hepática en una sola noche.

Es innecesario que sepas todos los procesos bioquímicos y todas las partes y sistemas del cuerpo que están involucrados en la curación y regeneración de una célula. Pero si que tienes que saber que se requiere cientos de miles de reacciones químicas para que esto pueda suceder. No obstante, esto es posible, sólo, gracias a la inteligencia innata del cuerpo.

¿Cómo son las capas de la cebolla?

Las capas no son sólo físicas (tensión muscular o desalineación vertebral, por ejemplo) sino también emocionales.

Por eso la modalidad de curación que permite la expresión y relajación de todas las capas, emocionales incluidas, es mejor.

Por ejemplo: una niña pequeña que se cae de un árbol, se hace daño en la espalda pero no puede llorar delante de sus amigas porque le da vergüenza, luego, como adulta, puede sentir ese dolor o esa vergüenza al iniciar ese proceso de curación lumbar.

Todo nuestro cuerpo tiene memoria. Y a veces, para avanzar y no quedarnos estancados, apartamos esos dolores, físicos o emocionales, que nos traen consecuencias a posteriori.

Una de las decisiones más poderosas que los padres pueden tomar para su familia es la de trabajar como proveedores de salud y de prevención en lugar de inculcar los conceptos antiguos de enfermedad y curación. Es decir, no centrarse sólo en el tratamiento de los síntomas cuando estos aparecen.

Los profesionales como los quiroprácticos, doctores holísticos, terapeutas craneosacrales, trabajadores corporales o homeópatas crean un nido de apoyo para minimizar esa acumulación de capas de más y siempre estar siempre ‘renovado’.

Si comprendes esto, empiezas a ver el proceso de curación diferente.

Por ejemplo, si tú te caes, y años después tienes ciática, probablemente será porque esa vez que te caíste la vértebra se descolocó, a parte de todo lo que sentiste. Poner esa vértebra en su lugar, prevenir la ciática en un futuro, asimilarlo en el momento que ocurre  y no acumular capas, será un proceso más corto que si esperamos un tiempo.

Así que la próxima vez que cortemos una cebolla, pensemos en ello, e incluso enseñemos a los más pequeños un nuevo concepto de cuidarse. Ver las capas y pensar que son como nuestro cuerpo. Algunas de las capas son gruesas, algunas delgadas, algunas están secas o incluso ennegrecidas.

Y estas capas, ¿a qué afectan?

Al nervio vago.

¿Qué es el nervio vago?

El nervio vago es el décimo nervio craneal y tiene la distribución más extensa de todos los nervios craneales.

El nervio vago emerge del tronco cerebral y sale del cráneo a través de una pequeña apertura llamada ‘foramen yugular’. Desde allí, llega a los oídos, la garganta (faringe y laringe), la lengua, el estómago, los intestinos, el corazón, el hígado, el bazo, el páncreas, a la vesícula biliar, a los riñones y a los órganos reproductivos. Y la investigación cada vez revela más información sobre esto.

¿Cuál es su función?

Nombrado por su tendencia vagar, este nervio actúa como una centralita, enviando impulsos nerviosos desde y hacia el cerebro y la mayoría de los órganos de nuestro cuerpo.

Su función principal es calmarnos activando el sistema nervioso parasimpático.

Por lo que si este nervio se ve alterado, las consecuencias son numerosas y diversas.

Llegando a afectar incluso al cerebro, unos de los trastornos más comunes son la ansiedad y la depresión, y se atribuyen, más veces de lo que pensamos, al nervio vago.

¿Cómo puedo saber si mi nervio vago está afectado?

Si por ejemplo, tienes algunos de estos síntomas:

  • Sensaciones en los oídos como zumbidos (acúfenos, por ejemplo).
  • Ronquera o disfagia (la dificultad para tragar) que también puede ser causada por el deterioro del nervio vago.
  • Reflejos de náuseas por los músculos faríngeos.
  • Problemas del habla o en la caja de voz, por los músculos de la laringe.
  • Capacidad de saborear y producir saliva, que es lo que inicia la digestión adecuada de los alimentos.
  • Acidez estomacal, malas secreciones o flujo intestinal. Por lo que tener menos activación vaga puede aumentar las posibilidades del síndrome del intestino irritable (SII), o la enfermedad de Crohn, o colitis ulcerosa (CU).
    * La buena estimulación del nervio vago aumenta la liberación de histamina en las células del estómago. Bebés incluidos.
  • Presión arterial alterada.

Si podemos aprender a estimular el nervio vago, podemos promover la calma y un mejor sentido de la armonía en nuestro sistema nervioso. Permitiendo que el cuerpo ‘descanse y digiera’, lo que, a su vez, promueve la curación y el crecimiento.

ESTUDIOS de ejemplo:

El Dr. Tashiro Ogura, un quiropráctico y doctor en medicina, junto con seis médicos más, demostraron en un estudio el efecto que tiene un ajuste en el tono del sistema nervioso, y cómo afectaba este nervio vago.

Con las tomografías (TEP), mostraron que habían ocurrido cambios metabólicos regionales en el cerebro. También que el tono simpático del sistema nervioso había disminuido. Tomando muestras de saliva, los sujetos de prueba mostraron una disminución en las cantidades generales de amilasa salival. Eso indica una disminución en la fisiología de lucha o huida. El tono muscular y a intensidad de dolor también disminuyeron, y literalmente había desaparecido la presión de la columna vertebral.

Todos estos resultados, revelaron el impacto positivo de un ajuste quiropráctico.

Otro estudio publicado por John Zhang, desmostró que había mejora en la variabilidad de la frecuencia cardíaca.

¿Cómo puede mejorarse la frecuencia cardíaca con la activación del nervio vago?

Se preguntaban. Y es que el nervio vago sale del cráneo a través de la pequeña apertura mencionada antes. Cualquier alteración de forma o tamaño de ese hueco, puede causar compresión o estiramiento de los nervios craneales.

Al eliminar las interferencias de ese nervio mal puesto dentro del cráneo y la columna vertebral, los quiroprácticos nos ayudan a encontrar la armonía natural de nuestro cuerpo. Lo que la naturaleza creó para nuestra supervivencia: la inteligencia innata.

Si tienes cualquier duda, ven a vernos a Quiropàctica l’Olivera (gratis claro, solo para hablar e informarte) cómo la quiropráctica puede ayudarte.
Y si quieres empezar, en una primera visita podemos ver cómo está tu nervio vago, y con el historial, cuantas capas tiene tu cuerpo para llegar a la raíz del problema y ponerle fin de verdad. No taparlo con una pastilla.

¡Te esperamos!

Fuentes:
* Revista Pathways, ICPA Life, Heidi Skye

 

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